Crónica Mind Driller y Bloody Kitchen Madrid 19/10/2024
Foto: Lucía-Paloma Blázquez de Andrés
El pasado 19 de octubre pusimos rumbo a la sala Independance (Madrid) para disfrutar de un par de bolazos como fueron el de Bloody Kitchen y Mind Driller.
Muy puntuales, Bloody Kitchen fueron los encargados en dar la bienvenida al público en esa noche dedicada al metal industrial, un género muy infravalorado en este país, pero los que estuvimos allí disfrutamos de un show de 9,9. No voy a dar un 10 porque me faltaba el micrófonocarnicero (micrófono + cuchillo carnicero), que pudimos ver en el pasado enero en otro evento donde actuó Bloody Kitchen.
El show de los madrileños me sorprendió gratamente. Fui comparando la actuación con la anterior mientras transcurría, y pude ver en poco tiempo, han pegado un gran cambio en cuanto a show, estética, contacto con los asistentes y un largo etcétera. Únicamente me falló una cosa, aunque ambos grupos no tuvieron la culpa: el sonido de la sala. Pero eso lo detallaré más adelante, no queráis saber todo el marujeo ya.
Temas como “Loco”, “Clon” o ya su mítico “El Mundo Arder” fueron las encargadas de animar al personal. Me gustó mucho que cada tema estuviera acompañado de un vídeo proyectado en la pantalla, especialmente el de la canción “Natsukashii”, donde pudimos ver una pequeña escena de una de mis películas favoritas: Your Name. Dato curioso: Natsukashii viene a significar “nostalgia feliz o recordar algo con cariño”.
A tres temas de finalizar su actuación, Carlos le pidió a los asistentes que sacaran el móvil y les hicieran llegar el video que habían grabado del tema “Bloody Kitchen” por redes o mail, porque van a hacer algo muy especial con esos videos.
Y con “Las Voces En Mi Cabeza” terminó el conciertazo de Bloody Kitchen.
Antes de empezar a criticar a Mind Driller, os voy a contar qué fue lo que falló, ya que los alicantinos fueron los que más sufrieron en el escenario. El sonido de la sala fue horrible, por lo menos en las primeras filas no se escuchaba nada. Y no es que no se escuchara, sino que el micrófono de Dani, principalmente, fue el que más fallos tuvo: se cortaba, no se escuchaba y pidió varias veces que le cambiasen el micro y hasta el final de la actuación no se produjo ese cambio.
Después de los problemas técnicos, que están fuera del alcance del grupo, tengo que decir que desde 2019, que fue la primera vez que entreviste a Mind Driller, llevo esperando el poder verles en directo. Si no ha sido por una cosa, ha sido por otra, y en 5 o 6 años no les he podido ver un directo del grupo. Ha sido en año bisiesto, que todos sabemos que los años bisiesto son lo peor del mundo, he disfrutado de su directo. Ya era hora.
No sé muy bien como explicaros lo que vi o sentí, porque estuve alucinando todo el tiempo. Cuidan la puesta en escena, como capean los problemas, cada detalle esta muy bien medido, la piña que hacen… ya os digo que es un conjunto de todo.
Mind Driller nos ofreció un gran repertorio: “Game Over”, “Armour”, “M4n1kí” o “Rotten” no podían faltar esa noche. Antes de terminar, Javi cogió el micrófono bueno y dio un mensaje muy bueno que voy a intentar escribirlo textualmente “Esto está llegando a su fin ya. Buenas noches, gracias por estar aquí. Pedir disculpas por los parones. Estamos haciendo el bolo como podemos. Quería dar las gracias a Bloody Kitchen, a los técnicos y a nuestro técnico de sonido.
Quería dejar una reflexión rápida, vivimos en un mundo en el que hoy prevalece que el que más tiene es el que más vale. Hay muchos grupos que no tenemos y por suerte tenemos gente como vosotros que nos apoyáis.”. Tras esta reflexión comenzó “The Fallout”.
Lamentablemente, las palabras que Javi pronunció son muy ciertas. Tristemente una de las cosas que menos importan en esta industria musical es justo eso, la música o mejor dicho, lo que menos importa es el músico; si se le puede exprimir un poquito, se le exprime. Total, es un músico, puede hacer toda la música que quiera y lo va a hacer a cambio de 2 pesetas o nada, porque es lo que le gusta. Pero esto no es así, esos músicos que nos acompañan con sus canciones les gusta crear para ellos y luego para la gente. Dar un concierto les cuesta un triunfo que si viaje para un lado, otro viaje para otro lado, que si voy un fin de semana a esta ciudad y otro finde semana a la otra, pierden tiempo en ensayos, quita tiempo a su familia y amigos, y un sinfín de etcéteras que la gente no se imagina (esto también es aplicable a cualquier arte).
Es muy triste encontrarse a la salida del concierto con el grupo y que tengan los ánimos por los suelos o un cabreo monumental porque que alguien no ha cuidado su espacio de trabajo.
En conclusión Bloody Kitchen y Mind Driller: un concierto DPM.